(Mateo 1-2)
El hombre olvidado en Navidad es José. El nunca habla en la Biblia. Alguien le llamó "José el silencioso". Normalmente es relegado al papel de extra en la historia de la Navidad. No debería ser así. Aunque José era notablemente sencillo, era sencillamente notable.
José nos demuestra las consecuencias y la influencia de la obediencia a la palabra de Dios.
El hombre olvidado en Navidad demuestra obediencia, sin más
Podemos obedecer a Dios inmediatamente. Zacarías desestimó el mandato de Dios. María dudó del mandato de Dios. José se limitó a obedecer. Se despertó del sueño y tomó a María por mujer. Nada complace tanto a Dios como la obediencia.
Podemos obedecer a Dios en circunstancias penosas. La obediencia de José se efectuó en medio de sus esponsales con una mujer embarazada. Los rabinos ordenaban que tal mujer fuera repudiada. No obstante José obedeció a pesar del dolor.
Podemos obedecer a Dios a pesar del temor. José sintió terror por lo santo que Dios estaba haciendo. Dios le dijo: "No temas" (1:20). Podemos obedecer a Dios aunque sigamos adelante con temor.
Podemos obedecer a Dios al confiarlo todo a su Palabra. Aun cuando José no tenía Nuevo Testamento, él confió su futuro a la palabra de Dios.
El hombre olvidado en Navidad demuestra las consecuencias de la obediencia
La obediencia a Dios tiene siempre consecuencia personales inmediatas. José "recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que ella dio a luz un hijo" (1:25). José era probablemente un hombre joven. La consecuencia inmediata de su obediencia fue vivir con María en castidad hasta que dio a luz. El veló por ella, la protegió, pero no la tocó.
La obediencia a Dios establece el curso para toda una vida de consecuencias. El viaje a Belén, la huida a Egipto, la búsqueda de Jesús en el templo y muchas otras consecuencias vinieron de la decisión inicial de obediencia.
No hay obediencia a la palabra y la voluntad de Dios que no tenga consecuencias.
El hombre olvidado en Navidad demostró la influencia de la obediencia
Tu obediencia siempre influye en lo que otros piensan de Dios. Cuando Jesús llamó a Dios. "Abba, Padre" estaba reflejando su relación con José. Cuando el héroe de la parábola del hijo pródigo es el padre, vemos el reflejo de José.
Tu obediencia influye en cómo otros se rinden a la voluntad de Dios. Cuando Jesús oró "no se haga mi voluntad, sino la tuya", estaba reflejando lo que vio en la vida de José que había obedecido años antes, sin considerar las consecuencias.
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